El Entierro del Carnaval y los Mascaritos de Guichón: una tradición singular y digna de destacar.
En algunas zonas del Uruguay, el Carnaval no culmina simplemente con desfiles y celebraciones. Existe una tradición que marca el fin de la fiesta: el Entierro del Carnaval, una ceremonia simbólica que pone punto final a los excesos y la alegría de los días festivos. Uno de los lugares donde esta peculiar celebración aún perdura es la ciudad de Guichón, en el Departamento de Paysandú.
En Guichón, el Entierro del Carnaval adquiere una dimensión única, combinando lo ritual y lo satírico. El evento no solo simboliza el fin del "reinado de la carne" y la desmesura, sino que también se convierte en un espacio de expresión popular, donde se manifiestan las inquietudes y preocupaciones colectivas. Un claro ejemplo de esto fue el Carnaval de 2022, cuyas fotografías han sido exhibidas en una reciente muestra. Las carrozas fúnebres de esa edición hacían referencia a temas de actualidad, como la pandemia del coronavirus, la inflación, el gobierno y figuras locales, reflejando las ansiedades y frustraciones de la comunidad.
El Entierro del Carnaval no es exclusivo de Guichón. Otras localidades del interior del país, como Cardona, Melo y Fray Bentos, también conservan esta tradición, aunque cada una le imprime su propio carácter. A pesar de las diferencias, todas estas celebraciones comparten un enfoque más participativo e inclusivo del Carnaval. Se trata de un festejo que no solo está destinado a ser observado, sino también a ser vivido y experimentado por quienes lo integran.
Este tipo de Carnaval, más irónico y colectivo, ofrece una alternativa a las grandes festividades urbanas, reivindicando un espíritu popular que trasciende el simple espectáculo y se convierte en una oportunidad de reflexión y crítica social, todo envuelto en el marco de la fiesta.