Palmares de Guichón: área protegida

Guichón

Se relanza la idea del área protegida en los palmares cercanos a Guichón.

En un entorno natural que combina historia, identidad y biodiversidad, se realizó una nueva edición del evento “Luna Llena en el Palmar”, en la zona de la Cuchilla de Haedo. La actividad sirvió también como marco para relanzar el proyecto de creación de un área protegida en los palmares ubicados entre los departamentos de Paysandú y Río Negro, próximos a la ciudad de Guichón. La propuesta, que abarca unas 5.000 hectáreas, busca garantizar la conservación de un ecosistema emblemático del norte uruguayo y fomentar su desarrollo turístico y educativo.

El encuentro reunió a autoridades nacionales y departamentales, técnicos, vecinos y representantes de instituciones vinculadas al turismo, la educación y la conservación ambiental. Entre los presentes se destacaron el director general de Secretaría del Ministerio de Turismo, Cristian Pos; el presidente de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, Marcel Suárez; y el alcalde de Guichón, Martín Álvarez. También participaron delegados de las direcciones de Turismo de Paysandú y Río Negro, así como referentes de la sociedad civil y del sector privado.

El acto se llevó a cabo ante un auditorio colmado, con visitantes provenientes de distintos puntos del país y del extranjero, especialmente de Argentina y Brasil. Varios de ellos forman parte del proyecto internacional “Ruta de los Butiazales”, una iniciativa que busca conectar y preservar los ecosistemas de palmares del Cono Sur, destacando su valor ecológico, cultural y productivo.


Participación y fundamentos del proyecto

Durante la jornada se desarrollaron charlas y presentaciones a cargo de técnicos y especialistas que abordaron distintos aspectos de la propuesta. Participaron estudiantes de formación de guardaparques, de gastronomía y de la escuela agraria local, además de representantes de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), institución homóloga del INIA uruguayo.

Los técnicos brasileños expusieron sobre los valores nutricionales del fruto de la palma butiá y su potencial para la elaboración de productos gastronómicos y cosméticos, destacando experiencias exitosas en comunidades rurales del sur de Brasil. También se hizo referencia a los emprendimientos locales que, en los últimos años, han comenzado a utilizar la fruta como materia prima para generar empleo y diversificar la oferta turística y artesanal de la zona.

Carolina Valdomir, integrante de la asociación civil que representa a los vecinos del entorno de los palmares, explicó que el objetivo es retomar el proceso que ya había comenzado años atrás para lograr una figura de protección ambiental. “La idea es conseguir una protección bidepartamental que involucre a Paysandú y Río Negro. Queremos que los técnicos vuelvan a trabajar, que se escuche a la gente y que los vecinos sean parte del proceso de conservación”, señaló.


Identidad y compromiso local

El impulso del proyecto proviene de la comunidad organizada. Vecinos, productores y guías locales se han unido en una asociación civil que promueve la conservación del palmar y la difusión de su valor ambiental y cultural. El denominado “Grupo de Guías” de Guichón ha sido uno de los principales actores en el desarrollo de circuitos turísticos y actividades educativas que revalorizan el entorno.

“Fuimos muy escuchados, y eso nos da ánimo para seguir. Ya se están viendo pequeños o grandes resultados. La gente comprendió que hay cosas que se quieren conservar y que forman parte de lo que somos”, expresó Valdomir durante su intervención. Además, subrayó que “el palmar no es solo un atractivo para el turista: es la identidad de todos los que vivimos en esta región, y no podemos permitirnos perderlo”.

Este enfoque comunitario ha sido reconocido por las autoridades de Turismo y de Medio Ambiente, que ven en Guichón un ejemplo de articulación entre desarrollo local y preservación. Los palmares de butiá, característicos del norte uruguayo, no solo tienen un alto valor paisajístico, sino que también representan un patrimonio natural único que merece ser protegido ante el avance de la frontera agrícola y el uso intensivo del suelo.


Valor ambiental y potencial turístico

El documento técnico del proyecto —de 31 páginas— detalla que el área propuesta para su protección “contiene una importante cantidad de elementos destacados por su valor ecológico, cultural y paisajístico, muchos de ellos con distribución restringida en la región”. Los relevamientos indican que los parches de palmares ocupan unas 296 hectáreas en Paysandú y aproximadamente 167 hectáreas en Río Negro, además de zonas circundantes de alto interés geológico y biológico.

Los especialistas remarcan que los palmares de butiá constituyen hábitats de relevancia para aves, reptiles y mamíferos autóctonos, y que su conservación es fundamental para mantener la diversidad biológica del territorio. Además, su presencia contribuye a la regulación hídrica y al equilibrio del suelo, lo que refuerza la necesidad de implementar estrategias sostenibles de manejo.

Desde el punto de vista turístico, la región ya cuenta con una creciente oferta de actividades que aprovechan este entorno natural. Los paisajes de cerros y palmares de Cañada Grande y Guichón son escenario de cabalgatas, recorridos en bicicleta de montaña, excursiones en 4×4 y caminatas guiadas. El Grupo Guías de Guichón ha diseñado varios circuitos temáticos, que incluyen visitas a sitios históricos, miradores naturales y talleres de interpretación ambiental.

El Hotel Salinas del Almirón, ubicado en las cercanías, ofrece excursiones guiadas hacia los palmares y experiencias gastronómicas con productos locales. Por su parte, el Aeroclub de Guichón organiza paseos en avioneta y vuelos en paramotor que permiten apreciar desde el aire la magnitud del paisaje natural.


Cultura, naturaleza y encuentro

El evento “Luna Llena en el Palmar”, que se ha convertido en un clásico de la región, complementó las actividades institucionales con propuestas culturales y recreativas. Los asistentes pudieron acampar junto a la Cañada Grande, participar en caminatas nocturnas iluminadas por la luna, disfrutar de comidas típicas preparadas por emprendedores locales y compartir relatos tradicionales alrededor del fogón.

Este tipo de encuentros ha contribuido a consolidar una identidad turística asociada al respeto por la naturaleza y la vida rural. Para muchos guichonenses, los palmares son un símbolo que conecta el pasado con el futuro, y que puede transformarse en un motor de desarrollo sostenible si se logra avanzar en la declaratoria de área protegida.

Artículo Anterior Artículo Siguiente
Estado de protección de DMCA.com
contadores gratuitos