Buscan declarar área protegida a los palmares de Butiá en Guichón y Cañada Grande.
El ecosistema de palmares nativos ubicado en la zona de Guichón y Cañada Grande, en el límite entre los departamentos uruguayos de Paysandú y Río Negro, podría convertirse en un área protegida. La propuesta fue presentada por el Grupo de Trabajo Multisectorial por la Protección de los Palmares, una iniciativa integrada por diversos actores institucionales, académicos y comunitarios que buscan preservar este valioso patrimonio natural, cultural e histórico.
El proyecto apunta a declarar a estos palmares como “paisaje protegido” bajo la figura legal contemplada en la Ley N.º 18.308 de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible. Esta categoría permitiría una gestión compartida entre ambos departamentos, algo poco frecuente en Uruguay y que, de concretarse, representaría una experiencia pionera en el litoral oeste del país.
Una propuesta con historia y participación comunitaria
Marcelo Fagúndez, integrante del Colectivo de Guichón por los Bienes Naturales y vocero del grupo impulsor, explicó que esta iniciativa comenzó a gestarse en 2016. Desde entonces se han desarrollado múltiples actividades para poner en valor el ecosistema de palmares, incluyendo el evento cultural y ambiental Luna Llena en el Palmar, que ya lleva ocho ediciones. A lo largo de estos años también se han establecido vínculos con representantes del Parque Nacional El Palmar, ubicado en la provincia argentina de Entre Ríos, generando una red de cooperación binacional.
Si bien el proceso se vio interrumpido durante la pandemia de COVID-19 y a raíz de cambios institucionales, fue retomado el 2 de agosto de 2022 con fuerza renovada. El grupo de trabajo actualmente está conformado por representantes de la Dirección General de Medio Ambiente de la Intendencia de Río Negro, el Polo de Ecología Fluvial del Cenur Litoral Norte (Udelar), el Municipio de Guichón, organizaciones civiles como el colectivo Queguay Canoas, pobladores locales de Palmar Grande, el Grupo Guías de Guichón, y otras entidades comprometidas con la conservación ambiental.
Intendencias, autoridades nacionales y cooperación internacional
En el marco de este relanzamiento, ya se han mantenido contactos con autoridades nacionales e internacionales. El documento base de la propuesta fue entregado recientemente a Paola Fiorio, directora nacional de Ordenamiento Territorial, y a la abogada Claudia Moroy, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Uruguay. Ambas manifestaron interés y se comprometieron a acompañar el proceso técnico y administrativo.
A nivel departamental, el grupo espera concretar una reunión con el intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, durante el actual período de gobierno. Paralelamente, ya está previsto un encuentro con el intendente de Río Negro, Guillermo Levratto, y autoridades de la Dirección de Ambiente de ese departamento. En ese sentido, Fagúndez recordó que ya en instancias previas como el seminario de la Ruta de los Butiá, la propuesta fue presentada ante las máximas autoridades de ambos gobiernos departamentales.
Un ecosistema amenazado por el avance del monocultivo
Los palmares de Butiá (Butia odorata) representan uno de los paisajes más característicos y singulares del norte de la Cuchilla de Haedo. Se trata de formaciones vegetales que datan de siglos atrás, con ejemplares que podrían superar los 200 años de antigüedad. Además de su relevancia biológica, estas palmas tienen un fuerte arraigo en la identidad local y forman parte del patrimonio natural y cultural de la región.
Sin embargo, este ecosistema enfrenta amenazas cada vez más severas. El avance del monocultivo forestal, especialmente de eucaliptos, y el desarrollo de la agroindustria sojera, están reduciendo drásticamente las áreas donde se regeneran las palmas de forma natural. “Hay una asfixia del ecosistema, se va reduciendo y no hay renovación”, señaló Fagúndez. Si bien el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) –una plaga que afecta gravemente a las palmas– aún no ha invadido esta zona, su potencial aparición es una preocupación creciente.
Desequilibrio ecológico y sensibilización en la comunidad
Carolina Valdomir, también integrante del grupo multisectorial, expresó que el desequilibrio en el ecosistema palmar es evidente. Según explicó, el desplazamiento de especies invasoras y la pérdida de biodiversidad están generando efectos en cadena. “El picudo rojo ha atacado a las Phoenix canariensis y al quedarse sin alimento, empieza a atacar a las Butiá. Se ha producido un desequilibrio grave”, afirmó.
Valdomir desarrolla una activa tarea de sensibilización en centros educativos de la zona. Actualmente, colabora con seis escuelas de la región en programas de educación ambiental vinculados al ecosistema de palmares. “La preocupación se ha extendido en toda la comunidad. Hay temor en los niños, en las familias, en los docentes. Incluso los turistas llegan preguntando qué está pasando con los palmares”, comentó.
El grupo también mantiene contacto con otras redes de conservación de palmares, tanto en Uruguay como en Argentina y Brasil, con la intención de intercambiar experiencias y generar sinergias. “Queremos comenzar con un ordenamiento conjunto entre Paysandú y Río Negro. Si bien en Paysandú ya existe una zona protegida, es muy reducida y se enfoca principalmente en aspectos históricos vinculados a la Batalla del Palmar”, señaló Valdomir.
Un proceso largo, pero urgente
Los promotores de esta iniciativa son conscientes de que el camino hacia la declaración de área protegida puede ser extenso y complejo. Requiere del compromiso político, del respaldo técnico y del involucramiento comunitario. No obstante, todos coinciden en que es necesario comenzar cuanto antes para evitar la desaparición de este ecosistema único.
Además de buscar la protección legal del paisaje, el grupo apunta a generar un modelo de desarrollo sostenible que incluya el ecoturismo, la educación ambiental y la participación activa de las comunidades locales. De esta forma, se aspira no solo a conservar las palmas, sino también a impulsar nuevas oportunidades económicas compatibles con el cuidado del medio ambiente.