La tradicional jura de la raza en la Expo Guichón 2025 no solo coronó a los mejores ejemplares, sino que demostró el vigor de un sector que apuesta a la genética y la calidad para conquistar los mercados más exigentes del mundo.
Bajo el vasto cielo de la campaña sanducera, entre el rumor de la pampa y el olor a tierra húmeda, se escribió un nuevo capítulo de la historia ganadera uruguaya. La Expo Guichón, consagrada como el evento fundacional de la cría nacional, vivió una de sus jornadas cumbres con la jura oficial de la raza Angus, un acto que trasciende lo protocolar para convertirse en el barómetro más preciso de la genética local.
El escenario, cargado de tradición y expectativa, reunió a una comunidad diversa: desde criadores de rostros curtidos por el sol, herederos de un know-how centenario, hasta jóvenes técnicos que analizaban datos en sus tablets, representantes de una nueva camada que impulsa la innovación. Todos con la mirada puesta en el ring, donde la elite de la cabaña Angus desfiló con una soberbia que habla del trabajo silencioso de años.
Más que un Concurso, una Certificación de Calidad
La jura, lejos de ser una simple exhibición, es un riguroso proceso de certificación. Jueces especializados evalúan minuciosamente una constelación de atributos: la precocidad, la musculatura definida, la correcta estructura ósea y la pureza racial. Cada animal que supera este exigente filtro no solo gana un título; se convierte en un sello de garantía. Su genética, valorada en miles de dólares, será el pilar de las próximas generaciones de ganado, destinadas a producir una carne que es orgullo de exportación.
"Lo que vemos aquí es el resultado de una apuesta estratégica", comentó un criador de Tacuarembó durante el evento. "No criamos animales, criamos genética. Y esa genética es nuestro pasaporte para competir en el mundo. Un toro que se jura aquí hoy, mañana está mejorando rodeos en medio país y su influencia termina en un plato gourmet en Shanghai o en Berlín".
Guichón: el Punto de Encuentro Irremplazable
La Expo Guichón, en su edición 2025, reafirmó su papel irremplazable como el ágora del campo profundo. Mientras las juras se sucedían en el ring principal, fuera de él bullía la actividad comercial. Se cerraban tratos con un apretón de manos, se intercambiaban semillas forrajeras, se analizaban las últimas novedades en maquinaria agrícola y suplementación. Es esta simbiosis entre la tradición pecuaria y el negocio agroindustrial lo que da a la exposición su carácter único.
"En Guichón no solo se mira el presente, se negocia el futuro", explicó una ingeniera agrónoma que asistía como asesora. "Es el lugar donde el productor ve, toca y compara. Donde la teoría se valida con la práctica. La jura de la Angus es el evento estrella, pero el verdadero valor está en la transferencia de conocimiento que ocurre en los corrales y en las charlas entre los stands".
El Angus: un Emblema con Sello Uruguayo
La elección de la raza Angus como protagonista no es casual. Su capacidad de adaptación a las condiciones uruguayas, su docilidad y, sobre todo, la calidad marmórea de su carne, la han posicionado como la reina indiscutida de la cría nacional. Uruguay, con su sistema de producción a base de pasto natural, ha logrado un sello distintivo: un Angus de terruño, con un perfil graso y un sabor que lo diferencian de sus pares criados con granos en otros hemisferios.
La exitosa jura de este año no hace más que confirmar una tendencia. La ganadería uruguaya, lejos de conformarse, avanza con un pie en el corral y el otro en el laboratorio. La mirada está puesta en un horizonte de sostenibilidad y valor agregado, donde la trazabilidad y la calidad son moneda corriente. Al caer la tarde en Guichón, con los premios distribuidos y los ejemplares camino a sus establecimientos, la sensación que queda flotando en el aire es la de un sector que, con la Angus a la cabeza, sigue galopando con firmeza hacia el futuro.
