Uruguay aprueba las primeras reservas privadas dedicadas a la conservación ambiental.
El Ministerio de Ambiente aprobó oficialmente las tres primeras reservas privadas del país, marcando un paso importante en la política nacional de protección de la biodiversidad. Estas áreas se ubican en los departamentos de Artigas, Cerro Largo y Maldonado, y abarcan en conjunto unas 3.505 hectáreas que estarán destinadas exclusivamente a la conservación de ecosistemas naturales. La medida reconoce el compromiso de propietarios particulares que deciden preservar su tierra y contribuir al equilibrio ambiental del país.
El proceso de aprobación incluyó una evaluación técnica que confirmó que los predios cumplen con criterios de valor ecológico, representatividad y aporte a la biodiversidad. Cada reserva fue seleccionada por sus características naturales y su potencial para integrar corredores biológicos y reforzar la red nacional de conservación. Con esta decisión, el Ministerio de Ambiente da un paso hacia un modelo más participativo, en el que el sector privado se convierte en un aliado estratégico del Estado en materia ambiental.
En el departamento de Cerro Largo se encuentra la reserva más extensa, localizada en la zona de las sierras de Aceguá, con más de 2.500 hectáreas. Allí se conservan paisajes serranos característicos del noreste uruguayo, con una gran variedad de especies autóctonas y ecosistemas en excelente estado. Este predio representa un núcleo importante para la conectividad ecológica y la conservación de la fauna nativa.
La segunda reserva se ubica en Artigas, en las cercanías del área protegida Rincón de Franquía. Abarca alrededor de 1.000 hectáreas y protege zonas de humedales, pastizales y bosques ribereños del río Cuareim. Su localización estratégica contribuye a mantener la continuidad de hábitats en una región clave para diversas especies de aves, reptiles y mamíferos.
En Maldonado se aprobó el tercer predio, una pequeña reserva de unas 5 hectáreas ubicada en las sierras de Las Cañas. Aunque es la más reducida en tamaño, su valor ambiental radica en la presencia de especies nativas y en el buen estado de conservación de su flora. Se trata de un ejemplo de cómo incluso superficies pequeñas pueden cumplir un rol importante en la preservación y recuperación de ambientes naturales del sur del país.
La creación de estas reservas privadas responde a una estrategia nacional que busca ampliar las herramientas de conservación, integrando al sistema de áreas protegidas nuevas modalidades de gestión basadas en la colaboración entre el Estado y los ciudadanos. Estas acciones también fortalecen el cumplimiento de compromisos internacionales asumidos por Uruguay, como los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, que propone conservar al menos el 30% de las regiones terrestres y acuáticas del planeta antes del año 2030.
Con esta resolución, Uruguay inicia una nueva etapa en su política ambiental, en la que la protección de los recursos naturales se apoya en la corresponsabilidad entre lo público y lo privado. Las reservas aprobadas constituyen un precedente para futuros proyectos similares y confirman el valor que adquiere la participación ciudadana en la defensa del patrimonio natural del país.
