El 13 de mayo de 2025, Uruguay comenzó a despedirse de uno de sus más grandes referentes políticos y morales: José "Pepe" Mujica. A los 89 años, el expresidente falleció en su chacra de Rincón del Cerro, en Montevideo, como consecuencia de un cáncer de esófago con metástasis hepática. Su partida generó una profunda conmoción tanto a nivel nacional como internacional, marcando el final de una era para la política uruguaya y latinoamericana.
Un país unido en duelo
El gobierno decretó duelo nacional por tres días. Las banderas ondearon a media asta y miles de ciudadanos se volcaron a las calles para rendir homenaje al hombre que encarnó la humildad en el poder. El Palacio Legislativo se convirtió en el epicentro del último adiós, donde se realizó el velorio de Estado. Más de 50.000 personas desfilaron frente al féretro para despedirse del líder que gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, pero cuya influencia trascendió su mandato.
El cortejo fúnebre recorrió lugares simbólicos como la Torre Ejecutiva, la avenida 18 de Julio y las sedes del Movimiento de Participación Popular (MPP) y del Frente Amplio, hasta llegar finalmente a su chacra, donde fueron depositados sus restos. Fue un adiós popular, masivo y profundamente sentido.
El presidente Yamandú Orsi fue claro al manifestar lo que muchos sentían: “Nunca se está preparado para despedir a un líder como Pepe Mujica”. En un emotivo discurso, Orsi agradeció la “permanente e insistente generosidad” de Mujica, quien dedicó su vida a luchar por los más vulnerables, incluso en los momentos más difíciles de su salud.
Reconocimiento internacional: un líder global
El fallecimiento de Mujica tuvo repercusión en todo el mundo. Más de 40 delegaciones diplomáticas y mandatarios de América Latina y Europa se hicieron presentes en Montevideo para brindar su último homenaje. La presencia de los presidentes Gabriel Boric, de Chile, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, fue especialmente significativa.
Lula, quien viajó expresamente para el funeral, definió a Mujica como “un ser humano superior”, recordando su historia de lucha, prisión y resistencia durante la dictadura militar, así como su capacidad para perdonar y construir desde el amor y no desde el odio. Por su parte, Boric compartió momentos emotivos junto a la viuda del expresidente, Lucía Topolansky, destacando la dimensión humana y moral de Mujica.
Además de su trayectoria política, Pepe Mujica fue reconocido a nivel mundial por su forma de vivir. Rechazó los privilegios del poder, condujo un viejo Volkswagen, vivió en una modesta chacra y donó gran parte de su salario presidencial. Esta actitud ética, coherente y austera fue ampliamente destacada por líderes de todo el mundo, organizaciones internacionales y medios de comunicación.
El legado de Pepe Mujica
José Mujica dejó un legado político, social y ético que perdurará en la historia de Uruguay y del continente. Durante su gobierno impulsó leyes transformadoras como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del mercado del cannabis, convirtiendo a Uruguay en un referente internacional en materia de derechos y libertades.
Pero su influencia no se limitó al plano institucional. Mujica fue un orador profundo, un filósofo popular. En foros internacionales, como la ONU y diversas cumbres internacionales, su mensaje apuntó siempre a la necesidad de construir un mundo más justo, menos consumista y más solidario. Su célebre frase “El poder no cambia a las personas, solo revela quiénes son en realidad” se convirtió en un mantra para miles de jóvenes y militantes sociales.
Su vida inspiró libros, documentales y películas. Desde el testimonio de sus 14 años de prisión durante la dictadura hasta su presidencia transformadora, Mujica fue símbolo de resiliencia, honestidad y humanidad. Su figura trascendió fronteras ideológicas y fue admirado tanto por sus simpatizantes como por sus adversarios políticos.
El adiós de un amigo: Rosencof y el poema a Mujica
Uno de los momentos más conmovedores del velorio fue la lectura de un poema escrito por Mauricio Rosencof, amigo entrañable y compañero de prisión de Mujica. El texto, lleno de sensibilidad, evocó los años de encierro, la lucha compartida y la esperanza mantenida en los momentos más oscuros. Fue una despedida íntima, entre compañeros de vida, que conmovió a todos los presentes.
Pepe Mujica: eterno en la memoria colectiva
Con su partida, José Mujica deja un vacío difícil de llenar. Sin embargo, su legado continúa vivo en cada acto de solidaridad, en cada lucha por la justicia social, en cada voz que se alza contra la desigualdad. Uruguay, América Latina y el mundo lo recordarán como un presidente distinto, un revolucionario humilde, un hombre de principios firmes y palabras sencillas.
Hoy, más que nunca, la figura de Pepe Mujica se convierte en símbolo de que otro estilo de liderazgo es posible: uno basado en la ética, la austeridad y la cercanía con el pueblo. Su memoria será faro para las nuevas generaciones que sueñan con un mundo mejor.