Impacto del consumo de bebidas energizantes en la salud: preocupación creciente en Uruguay y el mundo.
Las bebidas energizantes, productos no alcohólicos con alto contenido de cafeína, azúcares y otros estimulantes, han ganado una notable popularidad en los últimos años, especialmente entre adolescentes y jóvenes. Sin embargo, diversos expertos advierten sobre los riesgos que su consumo frecuente representa para la salud, en particular para los sistemas nervioso, cardiovascular y digestivo.
En Uruguay, la preocupación por el consumo de estas bebidas motivó la realización de una jornada académica organizada por la Secretaría Nacional de Drogas (SND), bajo el título “Bebidas Energizantes: Mitos y Realidades”. El encuentro reunió a profesionales de la salud, docentes, comunicadores y representantes de organismos públicos, con el objetivo de debatir y difundir información basada en evidencia científica.
Alto consumo entre adolescentes uruguayos
De acuerdo con datos del Observatorio Uruguayo de Drogas, el 65,9% de los estudiantes de entre 13 y 17 años consumió bebidas energizantes en el último año. La edad promedio de inicio se sitúa en los 13 años, lo que revela un acceso temprano a estos productos. A nivel global, entre el 30% y el 50% de los adolescentes y jóvenes reconocen haberlas ingerido en alguna ocasión, lo cual convierte el fenómeno en una cuestión de salud pública a escala internacional.
Una encuesta reciente aplicada en centros de educación media reveló que el 82% de los estudiantes ha probado estas bebidas al menos una vez, y que el 37% las consumió durante el último mes. Entre 2018 y 2024, la prevalencia de uso creció más de 20 puntos porcentuales en el país, lo que indica una tendencia sostenida al alza.
Leticia Keuroglian, integrante del Observatorio de la SND, señaló que el patrón de consumo se da con mayor frecuencia entre los varones, incluso por encima del alcohol, especialmente en menores de 14 años. Esto plantea un nuevo desafío para las políticas de prevención y educación sanitaria dirigidas a las nuevas generaciones.
¿Qué contienen las bebidas energizantes?
Las bebidas energizantes son comercializadas como productos que mejoran el rendimiento físico y mental. Sin embargo, su composición incluye una combinación de cafeína —en muchos casos enmascarada mediante extractos naturales como guaraná—, altas dosis de azúcar, gas carbónico, vitaminas y aminoácidos. Una sola lata puede contener el equivalente a cuatro tazas de café y hasta 20 cucharaditas de azúcar refinado, lo cual supera ampliamente las recomendaciones diarias de consumo establecidas por organismos internacionales.
Según la directora de la Escuela Nacional de Nutrición, Myriam De León, es fundamental sensibilizar a la población para que pueda tomar decisiones informadas sobre su alimentación y hábitos de consumo. “La educación alimentaria debe comenzar en edades tempranas, y también debe incluir a los adultos que muchas veces habilitan o minimizan el consumo en niños y adolescentes”, sostuvo.
Efectos sobre la salud
Alba Negrín, integrante de la Unidad Académica de Toxicología de la Facultad de Medicina, explicó que estas bebidas son frecuentemente utilizadas por personas que buscan aumentar su rendimiento académico, laboral o deportivo, así como también con fines recreativos. Señaló que el consumo de estos productos puede tener efectos negativos en múltiples sistemas del organismo, particularmente el sistema nervioso central y el sistema cardiovascular.
“Se trata de una bomba química cuyo impacto aún no se conoce en su totalidad. Son productos relativamente nuevos en el mercado, por lo que los efectos crónicos deberán analizarse a lo largo del tiempo”, advirtió Negrín. A corto plazo, se han identificado síntomas como nerviosismo, insomnio, palpitaciones, problemas digestivos, taquicardia e incluso convulsiones.
El Ministerio de Salud Pública ha registrado casos de intoxicación en niños, los cuales se asociaron a episodios de vómitos, hiperactividad, taquicardia y crisis convulsivas, lo que evidencia la necesidad de una mayor regulación y concientización.
Entre los efectos adversos más comunes del consumo regular de estas bebidas se encuentran:
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Aumento de la presión arterial.
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Trastornos del sueño, como insomnio.
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Irritabilidad y ansiedad.
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Problemas gastrointestinales.
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Alteraciones del ritmo cardíaco.
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Riesgos cardiovasculares en personas con condiciones preexistentes.
Enfoque desde las políticas públicas
Gabriel Rossi, secretario general de la SND, subrayó la importancia de trabajar de forma articulada entre el ámbito académico, el sistema sanitario y los responsables de las políticas públicas. “Solo con evidencia científica y una estrategia intersectorial podemos avanzar en la elaboración de políticas que protejan a la población, especialmente a los más jóvenes”, expresó.
En la misma línea, el subsecretario del Ministerio de Salud Pública, Leonel Briozzo, afirmó que el principal motivo de preocupación es el inicio cada vez más temprano en el consumo de estos productos, así como su normalización en la vida cotidiana de adolescentes y jóvenes. “No se trata de prohibir, sino de abordar este fenómeno como un problema sociosanitario que requiere regulación, información clara y educación preventiva”, destacó.
La necesidad de un consumo responsable y una mayor información
El crecimiento sostenido en el consumo de bebidas energizantes, especialmente entre adolescentes, plantea desafíos importantes para la salud pública, la educación nutricional y la regulación del mercado. Si bien no se promueve su prohibición absoluta, sí se hace hincapié en la necesidad de establecer límites claros, promover campañas informativas y fomentar una cultura de consumo responsable. La participación activa de padres, educadores, profesionales de la salud y autoridades es clave para enfrentar este fenómeno con una perspectiva preventiva y basada en la evidencia.